Estaba pensando en lo fácil que es resfriarse con el puto frío que hace y la cabeza pelada al cero. Yo no estoy constipada, que conste, pero he escrito en ripios sin rima un poema dedicado a los viruses del resfriado de los calvos que se titula trecisamente así:
RIPIOS DE LA PARTIDA DE MUS EN EL GARITO DEL HOMBRE CALVO
¡Maldición, qué frío hace!
Un viento gélido recorre
mondo y lirondo su acendrado cráneo.
Juguemos, dice el tahúr.
y así lo hacen.
Un grupo de toxinas venenosas
que cruzan la calle murmurando
se arriman a la mesa.
Juguemos, dice el trancazo,
y así lo hacen.
El crupier dispone el juego.
Se mueve entre sus dedos
resbalando desde un mazo de naipes.
En un garito lleno de estornudos,
corta y reparte.
Gestiona plazos de espera
y apunta con esmero los espacios:
tres abiertas, dos tapadas.
A las treinta y ocho y media,
¡maldición, qué frío hace!
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¿Qué os parece? ¿eh? ¿eh? ¡Quevedo y yo, luego naidie!!
6 comentarios:
desde luego ¡que frio hace!, compadezco a la poetisa calva, pero hay que tener cuidado con los resfriados, a pesar de que al estar calva no hay peligro de perder el pelo con los estornudos
Quevedo, tu, naidie y yo...cuando esté inspirada
Cuando esté inspirada
Te escribiré una poesía
Y cuando llegue el día
Estarás anonadada
Con pelos o sin pelos
No comas grelos
Come lacón
Y date un atracón
No importa si las toxinas
Son más pesadas que tus vecinas
Búscalas por las esquinas
Las coges y las cocinas
El remedio para el trancazo
Consiste en dar esquinazo
Al resfriado coñazo
Sin que te cueste un zapato
Quevedo sea quizás
El mejor poeta que hay
Pero yo con mis corazas
Soy, estoy segura, muy guay
La poesía se me ha dado siempre fatal,
así que ni lo intentaré,
y con mucha humildad preguntaré,
¿Es trecisamente a precisamente
lo que macrosoma a cromosoma?
A Rosa los resfriados le vienen bien,
pues con su farmacia vende a tutiplén
Que sin pelos Antonia está como un tren
y nunca va mal un cambio de imagen.
A Pau dadle Dolotren,
que todo el día se queja
y berrea como una oveja
cuando los dedos se los toca alguien.
Loreto escribe intoxicada,
pues su hospital la deja pringada.
De todos los microbios que la tienen atada,
alguno la mantiene inspirada.
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