~ El parto de los montes: Ascensor

7 mar 2010

Ascensor


Cuando uno pasa tanto tiempo en una sala de espera de un hospital como el que paso yo en la de la UCI de Son Dureta, es inevitable ir fijándose en las personas que, como yo, esperan para poder visitar a sus seres queridos. Pero no sólo me fijo en los visitantes o visitadores, también observo, en la distancia, la evolución de las personas que comparten el espacio con Antonia. En la unidad de la UCI en la que se encuentra Antonia hay 6 camas, las que van de la 9 a la 14, todas ellas ocupadas, y tras una semana de una media de tres visitas diarias puedo decir que me sé los nombres de sus ocupantes, aunque no sus historias, aun cuando he elucubrado mucho acerca de qué patologías les mantienen en esa unidad. En cierta manera he acabado sintiendo que algo me une a ellos, o mejor dicho, a sus familiares, y es la solidaridad y la comprensión de quien se encuentra en tu misma situación.


A partir de aproximadamente el tercer día de estancia de Antonia en el hospital, cuando ya aprendí a controlar, en cierta manera, el miedo atroz que las primeras jornadas me mantuvo casi paralizado, empecé a pensar en escribir una especie de Cuaderno de Bitácora en el cual, en lugar de anotar el estado de la atmósfera y de los vientos que azotan la mar, quedasen recogidas unas pocas anécdotas, de las miles que se podrían escribir, de las personas que transitan por los pasillos del hospital, utilizan sus ascensores y esperan paciente o impacientemente en la "sala de espera" de la UCI.

Una mención especial merece el uso de los ascensores, mejor dicho, la actitud de los usuarios de los ascensores cuando tienen que hacer uso de los mismos. Aquellos que para subir aprietan el botón de bajar, los que entran en el ascensor y se paran bloqueando el paso a otros usuarios, lo que da lugar a pequeños empujones y algún que otro resoplido. Los que teniendo que bajarse en la primera planta se sitúan al fondo del aparato elevador, los que aun viendo el ascensor a su máxima capacidad insisten en acceder a él hartos de esperarlo, y los que inevitablemente comentan o se quejan de que para tan corto trayecto se necesite tanto tiempo.

Merece una especial mención el arte con el que un celador de otro hospital que acude a diario a Son Dureta a visitar a su sobrino, un día, durante la visita de las 13.00, empezó a dirigir el tráfico en el ascensor, dando y quitando paso a quienes a él pretendían subir, y que dejó gratamente sorprendida a Teresa. O aquel señor mayor, que quiso acceder al aparato en la 4ª planta para bajar, y aun cuando éste estaba lleno, me espetó: "recula, recula t'he dit, què no me sents, que reculis te dic" y empujándome se hizo un hueco y logró su objetivo.

Y es que, al fin y al cabo, la mayoría de las personas que transitan por un hospital no lo hacen ni tranquila ni relajadamente.

2 comentarios:

rosa 7/3/10, 18:22  

En Pau i na Teresa son un poc xafarders i molt sociables, si seguim així no me sorprendria que de aquí poc organitzessin un picnic de “confraternització” en la mateixa sala d´espera.

Lluís 7/3/10, 18:39  

Jo crec que podem fer-mos unes camisetes a lo Natalio, Club de Dardos. Podeu proposar noms com LOS ANTONIANOS, CLUB DE MUNDANOS
mundano, -na adj.
3 Se aplica a la persona que participa frecuentemente en las fiestas y reuniones de la alta sociedad.(EN LAS ESCALERAS DE SON DURETA)

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